jueves, 31 de octubre de 2013

Mejillones de bouchot: tradición y calidad

mejillones de bouchot lopez astorgano
Si queremos comer una variedad de marisco a un precio asequible, que admite múltiples preparaciones y muy sabroso, podemos decantarnos por los mejillones.

Se trata de moluscos bivalvos muy ricos en proteína (20 g por cada 100 g) y que contienen baja cantidad de lípidos y glúcidos. Figuran entre los alimentos más ricos en calcio, magnesio, hierro, zinc y selenio. Aportan tres veces más hierro que la carne roja, por lo que son muy recomendables en dietas para combatir anemia. Además, aportan vitamina B8, B12 y E.

Todo ello hace que sean perfectos para mantener el buen aspecto de la piel y del sistema nervioso. Asimismo, ayudan a las células a protegerse contra los radicales libres, ya que contienen cantidades importantes de cisteína y taurina. Y, como ocurre con este tipo de mariscos bivalvos, son muy ricos en yodo.

En España, la mayor zona productora de mejillones es Galicia, aunque hoy os vamos a hablar de una variedad que nos llega desde un poco más al norte, desde Francia: los mejillones de bouchot.

Pequeños pero deliciosos

Aunque tienen su origen en la Bahía de Aiguillon, en el departamento de La Charente Maritime, los mejillones de bouchot se crían a lo largo de toda la costa Atlántica de Francia. Se denominan así por el sistema de producción, que se lleva a cabo en estacas de madera, a mar abierto , y siguiendo el ritmo de las mareas. Los cultivados en la bahía del Mont Saint-Michel (un lugar espectacular que os recomendamos visitar) son los únicos que, junto con el “Mejillón de Galicia”, cuentan con el sello de Denominación de Origen Protegida (DOP) de la Unión Europea. El resto de mejillones de bouchot producidos en Francia cuenta con la etiqueta europea de Especialidad Tradicional Garantizada, que pone en valor el modo de producción tradicional empleado.

El mejillón de bouchot es de un tamaño más pequeño que las variedades gallegas, pero cuenta con una textura untuosa, sedosa y no harinosa. Esto es debido a que la concha permanece cerrada durante las etapas de acondicionamiento, transporte, almacenamiento y venta. Su carne tiene un uniforme tono naranja, debido  la abundante nutrición fitoplanctónica. Otra de sus características es que su concha no contiene cuerpos extraños (como cangrejos o granos de arena), ni olores y sabores a cieno. Ello es debido a que, al colocarlos en las estacas, se deja un espacio de 30 cm entre el suelo y el lugar de la cría, por lo que nunca están en contacto con el suelo. Este modo de producción hace que la concha permanezca expuesta frecuentemente al aire libre y al sol, por lo que se endurece la concha y la hace más sólida.

Origen irlandés

Como hemos dicho, el término bouchot hace referencia al modo de cría de este tipo de mejillones. Fue el viajero irlandés Patrick Walton quien, en 1235 inventó el cultivo sobre estacas. Víctima de un naufragio en la Bahía de Aiguillon (Charente Maritime, Francia), se instaló allí y se dedicó a la captura de aves acuáticas con la ayuda de redes. Rápidamente se dio cuenta de que las estacas de madera que había plantado en el suelo para retener las redes se recubrían de mejillones. Así que decidió multiplicar las estacas y unirlas con cañas. Bautizó su invención con los nombre de “bout” y “choat”, literalmente valla de madera.

Actualmente, se cultivan dos especies: Mytilus edulis y Mytilus galloprovincialis. Se han seleccionado por su aptitud para vivir en condiciones de cría en estaca, lo que permite garantizar la regularidad de la producción.

¿Cuánto tiempo hace falta para obtener mejillones de bouchot?
El primer año, al comienzo de la primavera, nacen los mejillones entre los ríos Charente y Loira. Se tienden cuerdas horizontalmente para recoger las larvas de mejillón, que se pueden fijar fácilmente a las estacas más tarde. En junio, las cuerdas se disponen sobre pórticos de madera llamados “chantiers” (literalmente, astilleros). Allí se van desarrollando las larvas hasta el final del verano. Las cuerdas se enrollan en espiral alrededor de los “bouchots” a partir de septiembre. Para protegerlas contra la invasión de cangrejos, las estacas se cubren con una especie de faldones.

El desarrollo de los mejillones tiene lugar entre el invierno y la primavera siguientes. Durante ese tiempo, los cultivadores tienen especial cuidado. Por ejemplo, protegen las estacas con redes para evitar que las tempestades se lleven los mejillones, retiran regularmente las algas y se vigila que no haya depredadores.

Después de un año sobre la estaca, los mejillones se recogen mecánicamente con un barco anfibio para ser lavados, clasificados y acondicionados para la venta.

Las maneras de cocinarlos son variadas… Al vapor, con sidra y chalotas, con vino blanco… Nosotros hoy hemos escogido una receta muy sabrosa, con salsa de tomate picante. Esperamos que os guste.

Mejillones de bouchot con salsa de tomate picante
mejillones de bouchot lopez astorgano

Ingredientes:
• 1 kilo de mejillones de bouchot (los podéis encontrar en www.lamardefresco.es)
• 1 kilo de tomate triturado
• 1 cebolla
• Un puñado de pimientos de padrón
• Medio pimiento rojo
• Pimiento choricero
• 2-3 cayenas
• 2 vasos de vino blanco
• Sal
• Pimienta
• Orégano
• 1 cucharada de harina (opcional)
• Perejil

Elaboración:
En primer lugar, preparamos la salsa. Picamos la cebolla y la ponemos a pochar en una olla. A continuación, cortamos los pimientos de padrón y el pimiento rojo en tiras (quitando las semillas) y lo añadimos a la cebolla.

Cuando está todo sofrito, se añade un vaso de vino blanco y se deja cocinando un poco hasta que evapora el alcohol. A continuación, añadimos añadimos la carne del pimiento choricero (que habremos puesto a hidratar previamente) y las cayenas. Por último, se incorpora el tomate triturado y se añade sal, pimienta y orégano al gusto. Se deja cocinando unos 10-15 minutos, hasta que el tomate está hecho.

Finalmente, se pasa por la batidora para que la salsa quede fina. Si queda demasiado líquida y se quiere espesar un poco, se puede añadir una cucharada de harina.

Por otro lado, se lavan los mejillones. En una cazuela, se añade el resto del vino blanco y se lleva a ebullición. Se incorporan los mejillones y se tapan para que se hagan con el vapor. Cuando estén abiertos, se sacan y se incorporan a la cazuela de la salsa, removiendo para que se impregnen bien. Se espolvorean con un poco de perejil picado y ya están listos para degustar.

mejillones de bouchot lopez astorgano

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